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Préstale atención a estos consejos para destacarte en tu ambiente con un servicio de calidad.
Finalmente decidiste comenzar una carrera como emprendedor, haciendo lo que te gusta de forma autónoma e independiente. Ocupándote de todo el proceso,marcando tus propios horarios y aplicando fabulosas dosis de creatividad, estás dando tus primeros pasos ya sea de modo part-time o a tiempo completo.
La ilusión de darte una mejor calidad de vida puede ser la razón que te llevó a tomar este camino en primer lugar, o quizás el deseo de dedicarte a lo que realmente te apasiona. Cualquiera sea el motivo, los múltiples beneficios que ofrece esta modalidad laboral merecen la pena y también la gloria.
Es que volverte freelancer, con todo y desafíos, puede impulsar tu carrera profesional de formas exponenciales, darle el giro que precisaba para continuar creciendo o simplemente, abrirte las puertas necesarias para comenzar a desarrollarte al terminar tus estudios.
¿Esto significa que es bueno para todo el mundo? Pues...no, así como no a cualquiera le interesa la botánica, trabajar como profesor o dedicarse a construir edificios. Ser freelance parte, ante todo, de una búsqueda muy íntima y personal.
Por ello es preciso conocerse a fondo en las debilidades y fortalezas, para armar un plan de trabajo a medida que permita aprovechar todos los recursos disponibles. Descubrir, desarrollar y potenciar lo que tienes para ofrecer es clave, porque es tu marca de distinción: aquello que te hace resaltar entre la multitud.
¿No sabes por dónde empezar? No te preocupes, con estos tips vas a poder comenzar a diseñar tu futuro como freelance, haciendo foco en las habilidades que necesitas para convertirte en un excelente profesional:
Esto es lo primero y principal en la Lista de cualquier freelancer. Qué tipo de trabajo estás ofreciendo, de qué manera lo completas y qué beneficios puede traerle a tus clientes. Aquí hay que ser muy concreto, porque todo lo que no esté aclarado se traduce en mayor trabajo por menor paga. No tengas miedo de marcar límites, establecer modalidades y plantear condiciones. ¿Cuánto vale tu tiempo?
Ponerle precio al trabajo suele ser una de las cosas más difíciles de hacer en el mundo independiente, especialmente si recién comienzas a desarrollarte y estás tomando tus primeros clientes. Sin embargo, responder esta pregunta con sinceridad es clave para construir intercambios justos por tus servicios.
Por lo general los valores aumentan conforme se gana expertise en el terreno, pero empezar con un base rentable es lo mínimo para que el proyecto rinda. Si no sabes cómo calcular esto, puedes buscar ayuda en los tarifarios y paquetes de precios que encuentres según tu profesión.
Te será muy útil establecer una base mínima con la que cubras los costos y las ganancias esperadas. A partir de allí, podrás modificar el número dependiendo del tipo de cliente, el tiempo que tienes para entregar el trabajo, los requerimientos y cualquier otra condición específica que pueda surgir.
Confeccionar un calendario y cumplirlo es prioritario para mantenerte al día con tus pedidos de forma saludable. Si eres un “hijo del rigor”, tendrás que pensarlo dos veces antes de volverte freelance, porque acumular todo el trabajo para hacerlo a las corridas no es una estrategia provechosa.
Establecer horarios fijos a diario también es crucial para evitar el burn out y llegar con tranquilidad a los plazos pactados. ¿No quieres trabajar los fines de semana? No lo hagas. ¿No quieres reuniones por las tardes? Atiende de mañana, siempre y cuando te apegues a tus rutinas y compruebes que así rindes lo suficiente para brindar un excelente servicio. Ah, y no te olvides de hacerle saber a tus clientes tu disponibilidad.
Mantener un lugar de trabajo limpio y prolijo es un aspecto fundamental para trabajar cómodamente. Lo ideal es contar con una habitación, estudio, taller o entrepiso dedicado a ello. Si no tienes espacio extra, asegúrate de que el rincón donde instales tu escritorio tenga las dimensiones necesarias para tu tarea.
Debe tener una correcta iluminación, con buenas lámparas que te permitan ver sin dificultad. Procura que los muebles sean funcionales, que la silla que utilices sea ergonómica y que todo pueda guardarse cómodamente, de modo que sea fácil de encontrar. También intenta reducir al mínimo los ruidos y las distracciones.
Esto está ligado a definir lo que haces y cuánto vale tu trabajo. Saber darse a entender y aprender a negociar son dos herramientas indispensables para la vida del freelancer. Si el cliente no puede entender qué ofreces y cómo, difícilmente piense que necesita de tu servicio. Si además no sabes cómo negociar un contrato o proyecto, es posible que termines regalando tu tiempo.
Para ello, lo mejor es que aprendas todo lo que puedas sobre tus potenciales clientes y sus necesidades, para ofrecerles algo a la medida de sus requerimientos. Plantea con claridad y de forma positiva tus límites y términos, para que comprendan por qué tu manera es la mejor manera de hacer el trabajo.
Dar una buena impresión en la negociación, sobre todo si es de forma presencial, le aporta un valor agregado a tu servicio. Tu forma de hablar, tu vestimenta y la seguridad que despliegues pueden ser un “deal breaker” o el broche de oro con el que consigas un contrato.
Establecer pautas escritas, donde se estipulen minuciosamente los alcances de tu trabajo, las formas de llevarlo a cabo y los plazos convenidos es vital para mantener la comunicación ordenada. Llevar el seguimiento del acuerdo y tildar cada objetivo cumplido le brindará seguridad a ambas partes.
Aunque la inestabilidad y la incertidumbre son una parte ineludible del proceso -sobre todo al principio-, teniendo estos consejos en mente es mucho más fácil trabajar de forma cómoda, redituable y de manera constante. Mucho se aprende en el camino, pero nunca está de más prepararse integralmente para cualquier escenario. Lo importante es que confíes en tus habilidades y en aquello que te diferencia de los demás. Con esa actitud, sin dudas ofrecerás un servicio de calidad.